Para el señor Andrés Carne de Res

¡Buenas tardes señor Andrés Carne de Res!

Con mucho interés leí sobre lo que sucedió en su restaurante en Chía y sus comentarios después.

Hay un malentendido difícil de eliminar.

Si nosotras nos ponemos minifalda o una blusa con escote puede ser que tenemos ganas de conquistar a un hombre, ¡o una mujer!

Pero no invitamos a una violación.

Venga, le explico. Si yo me pongo bonita, hasta sexy, usted me puede estar mirando y pensar ‘Ve, esa vieja está buenona.’ Pero, aunque usted no lo crea, yo también he estado mirando, y es posible que llegue a la conclusión, que ‘¡Na! Regularcito.’

En el juego del coqueteo hay dos personajes que juegan y deciden a dónde llega el juego, y no sólo uno, y allí está ese maldito malentendido. Qué pena con usted y sus compadres, parceros, compinches. Ustedes los hombres no pueden imponernos a pensar que ustedes son unos bacanes irresistibles.

Nosotras decidimos por nuestra propia cuenta solitas, si queremos conversar con ustedes, bailar con ustedes, fumar un cigarillo en el parqueadero con ustedes y de pronto acostarnos con ustedes. Incluso señor Carne de Res, ustedes están en toda la libertad después de unas palabras o bailecitos de llegar a la conclusión que ¡Na! regularcita.

Si ustedes varones llegan a entender eso, ya hemos ganado mucho y también se reduce la violencia sexual. Incluso sus restaurantes serán sitios más agradables para pasarlo rico. Imagínese señor Carne de Res, tantas mujeres en su restaurante sin miedo de ponerse minifalda y felices.

Un abrazo y mucha sabiduría, y buenos coqueteos.

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